28 de junio de 2008

Insomnio (historia verídica, si las hay)

Dos de la mañana del domingo. Tirado en la cama me pongo a pensar. ¿Hiciste algo interesante? Me pregunte. Otro día que se fue...
No tengo ganas de soñar, me digo a mí mismo. Para que hacerlo si dentro de un rato voy a despertar.
Como diría mi mama cuando se enoja conmigo cuando no me baño:
-para que comer si después vas a cagar.
La noche avanza y en casa todos duermen. No hay nada mas que penumbras en la pequeña ciudad.

Tres de la mañana del domingo. Sigo en la cama y el reloj sigue caminando. ¿Será aquel aparato de engranajes el que no me deja dormir?.Deje de pensar y me coloque a observar las cosas que me pierdo cuando me atrapa el mundo de los sueños.
Mi atención es tomada por una esquina de mi habitación. Aquel frió rincón poseía una cualidad muy particular. No sabia lo que era pero me daba la impresión de que todo en medio de esas cuatro paredes estuviese dirigido a ella. TODO. La ropa, el viejo piano, el polvo acumulado desde hace meses y que no tuve tiempo de juntar, razón por la cual papá me castigo. Hasta yo me sentí atraído a ese misterioso rincón. Casi parece hipnotico...
De pronto un ladrido me libera del trance estructural que había sufrido por la falta de sueño. Y que, de a poco entraba en mi como un perfume de hermosa mujer que poco a poco me ahogaba con es dulzor.

Tres y media de la mañana, aun sigo en la cama y las manecillas de mi amigo de engranajes y agujas parecen caminar lentamente.
Ya he dejado de observar. Y un ladrido despierta a mis oídos. Ahora mis trasnochadores amigos de mi cabeza se han puesto a captar a los vacíos sonidos de la noche.
El chiflete debajo de la puerta de madera me puso a la expectativa, la vieja y oxidad estufa en alerta. Al parecer era el sonido del gas que calentaba todo a mí alrededor. Autos vienen y van, tantas historia para contar. Que no inquietan mi atención.
El viento hace bailar a las cortinas al compás de una triste melodía que silba mi nariz.
¿Por qué bailan sí esta cerrada la ventana? ¿Acaso la magia de la noche hace que cobren vidas estas danzantes señoritas?.
La respuesta... un hueco en el tapa rollos. Al fin he encontrado a mi misterioso artista de la noche. Lo tapo con algunas ropas del suelo. Una vez callado nuestro titiritero bailarín.
Escucho una común y repetida situación Argentina: un cartonero y su inseparable carro pasan uno llevado por el otro por la puerta del frente. Se detiene en la basura que hace unas horas yo mismo deposite por pedido de papá. , Y comienzan a buscar algo para comer y engañar al estomago que seguramente hace días que no prueba bocado.
Nuestro intruso de la noche parece a haber despertado a los perros de la cuadra que al percibir movimiento en la oscuridad, ladran al unísono. Un bebe llora. Mi vecinita se despertó. Y con razón. Por el tremendo alboroto acosionada por la necesidad de comer de una pobre alma.
El carro avanza, la paz regresa y los peludos celadores de la cuadra callan su angustiosa canción.
De pronto el peor sonido de todos aturde mis oídos: la nada.
El silencio ahoga la habitación. Se escucha me respiración, las sombras parecen cobrar vida y las luces de los autos que penetran por mi ventana parecen danzar con ellas.

Cuatro de la mañana del sábado, sigo en la cama. La oscuridad parece entrar cada vez mas y más en mi. El sueño, celoso, me abandona. Pero yo sé que regresara. Siempre regresa
Recuerdos golpean la puerta de mi mente, quieren entrar a saludar. Mi conciencia le abre y las hace pasar.
Perece que traen anécdotas que había olvidado. Las rechazo amablemente. No tengo ganas de recordar hoy.
De repente pantallasos de experiencias recorren mis ojos. Flashes del primer amor. Llantos y lagrimas recorren mi piel. Él frió sudor de desesperación recorre mi atormentada espalda. Mi pulso se acelera, mi respiración aumenta. El olor a sangre es insoportable. Gritos y gritos aturden mi verde recinto pero al parecer solo yo puedo oírlos. Aunque sé que son míos.
La nada. Me digo a mí mismo: -la oscuridad me atrapo! Esa temible amante celosa que juega con vos.
La nada otra vez. Pero no viene sola. Alguien la acompaña, ya sé quien es su prima hermana: Soledad.
Gritos y silencios parecen fusionarse siento mi cara algo húmeda y las sabanas que eran de la tía empapadas. De nuevo las lagrimas, una mas fría que la otra demasiado espesas para ser agua. Aceite diría yo.
La nada vuelve. Y parece traer otro amigo al lugar: el sueño.

5 de la mañana del domingo. Ya no pienso en nada. Tengo algo en la espalda, me molesta pero no me lo puedo arrancar. Me arde como si fuese parte de mí, al tratar de sacarlos de ahí las siento. Son dos!
Me paro y prendo el velador que papa me regalo. Aunque la noche es tan oscura que de poco sirve prenderla. Miro mi reflejo en el televisor. Y... No puede ser lo que mis ojos ven: dos alas. Si así es, dos alas, de un color gris ceniza parecidas a las del cóndor que habitan el norte. Me arden cuando las toco aun les gotea sangre.
Aun no puedo creerlo. Será mi imaginación y la falta de sueño la que pudo crear a tal fabulosa alucinación.
El velador de papa se apaga sorpresivamente. El susto me hace prenderlo inmediatamente casi sin pensar. Vuelvo a ver mi reflejo en el televisor. Y para mi sorpresa, y creo que para mi alivio, las alas no están! No están, no tengo nada y parece ser que nunca las tuve.pero si yo las vi incluso las toque... el asombro me invade.
Me siento en la cama aun mojada por mi sudor y mis nervios son tantos que una inerte sonrisa se desliza por mis labios los cuales todavía alberga algunas lagrimas que antes había derramado.
¿Cómo pudo pasar soy solo un títere de la oscuridad destinado a sus caprichos una vez que el sol se va a descansar??
La necesidad de dormir es tanta que sueño despierto??
O solo mi mente que al llegar la noche libera su dormido potencial?
El velador vuelve a apagarse creo que esta vez la lamparita se quemo. Mis esfuerzos por encenderlos parecen ser inútiles.
De la pared parece salir una mano, no la puedo ver ya que estoy a oscuras en mi habitación, toca apenas mi hombro pero eso fue solo lo que necesito para que el miedo invada mis venas y la desesperación, mi corazón. Acaso nunca estuve solo en mi habitación. Esta persona siempre me observo?.
Un silueta se acerca a mi oído algo me dice pero estoy paralizado y ni siquiera le presto atención! Tantas ideas en mi cabeza parecen ahogar lo que este recien llegado personaje me dice.
Se acerca otra vez pero no puedo girar hacia él aunque llego a captar su comunicado:

-Buenas tardes caballeros, hoy les vengo a mostrar este producto nuevo e innovador...

Son las tres de la tarde y sigo en el vagón.



Fin.

1 comentario:

  1. Anónimo7.8.08

    felix.. por favor quién serás... Bueno te digo que la verdad me encanta las cosas que escribis.. me generan sentimientos parecidos.. no se eso de la soledad el que nada tiene que ver con vos y demás.
    Suerte con todo lo que sigas escribiendo y ojalá llegues lejos..
    Saludos cordiales Felix

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